En la cotidianidad laboral, muchas personas “resuelven” el estrés, la angustia o la frustración con comida. No se trata de hambre biológica, sino de un vacío emocional que busca ser llenado con lo que está más a la mano: azúcar, grasa, comida rápida. La forma en que comemos dice mucho más de nuestra historia emocional que de nuestras necesidades fisiológicas.…
